Se esperaba lo peor. Las esperanzas no eran muchas. A pesar que jugábamos contra el equipo “B” de la U, este era un partido muy complicado. Si esta formación alternativa de los azules es titular en cualquier otro elenco. Bastaba con nombrar a Pinto, González, Arias, Iturra, Pardo, Villalobos, entre otros.
Puede sonar a excusa, pero es la verdad. Los “laicos” siempre son peligrosos, independiente de su alineación. Por otro lado, O’Higgins llegaba con bajas sensibles. Sin contar al portero Rivera que no ha jugado en todo el campeonato, pero que en el papel es el titular, también faltaba Olate, Gentiletti y Medina, todos titulares indiscutibles.
La lógica apuntaba a que sería un partido disputado, pero que saldría a favor de los locales. Y esto comenzó a darte de ese modo. Finalizado el primer tiempo, la U ya ganaba por 2 goles a 0. Todo se tornaba color de hormiga para los Celestes. Sin embargo, había alguien con ganas de demostrar por qué había llegado al Capo de Provincia.
Tal como se presagiada, la hinchada rancagüina llegó en masa al Nacional, y alentando como es costumbre, veía caer al equipo sin ganas de recuperarse. Eso hasta que entró Samuel Teuber. Y es que el ingreso de “Samy”, como lo apodan sus amigos, hizo poner en duda el andamiaje defensivo que hasta esos instantes funcionaba a la perfección en la escuadra de Markarian.
Y es que el centroatacante le rindió homenaje a su sobrenombre. Fue así como el “Kanguro”, con dos fuertes cabezos, logró empatar el partido. Igualdad justa si se considera que O’Higgins hizo los méritos pertinentes como para lograr la paridad.
El próximo escollo a superar es Ñublense, en un partido a jugarse el próximo miércoles 08 de abril a las 20 horas. En dicho encuentro se aprovechará la oportunidad de celebrar el 54º aniversario del club Celeste. Ante esto, el llamado es a concurrir al Teniente, para así vivir una fiesta total, la fiesta que se merece O’Higgins de Rancagua.
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